Llamar a tu perro y que te ignore es frustrante, pero es un comportamiento común que puede corregirse. El principal problema surge porque tu perro no ve ninguna consecuencia al ignorarte: ni gana ni pierde. Por eso, en este blog te explicaré cómo cambiar esa dinámica, creando una conexión emocional con tu perro y estableciendo consecuencias claras para que responder al llamar a tu perro sea siempre su mejor opción.
El error más común al llamar a tu perro: Ignorarte no tiene consecuencias
El mayor error que cometen los dueños de perros es que, al llamar a su perro, no generan consecuencias cuando el perro no acude. Tu perro aprende que no pasa nada si decide ignorarte, y como no pierde ni gana algo al hacerlo, no tiene incentivos para obedecer.
Es aquí donde entra una herramienta fundamental: la correa larga. Cuando llamas a tu perro y no responde, usas la correa larga para guiarlo hacia ti, asegurándote de que él entienda que tiene dos opciones: acudir por su cuenta o ser llevado con la correa. Esto establece una consecuencia clara. Con el tiempo, tu perro aprenderá que venir por sí solo es la mejor opción.
Pero, para que esta técnica funcione, es crucial que la consecuencia buena sea significativa. No se trata solo de dar premios comestibles; también puedes premiar con lo que más le gusta hacer a tu perro. Si es un perro que disfruta explorar, recompénsalo permitiéndole seguir explorando cuando acuda a ti rápidamente. Por ejemplo, si viene pronto cuando lo llamas, puedes dejarlo volver a explorar, mientras que si se tarda, tendrá menos tiempo para hacerlo. Este tipo de recompensas motivará a tu perro a responder más rápido y con más entusiasmo.
Crear una experiencia emocional agradable al llamar a tu perro
Tu objetivo no es solo que tu perro acuda cuando lo llamas, sino que lo haga con ganas. Para lograrlo, debes convertir el llamado en algo emocionante. Tu perro debe asociar venir a ti con experiencias agradables, y esto no siempre tiene que ser una golosina. Puedes jugar con él al llegar, ofrecerle un juguete como un mordedor o incluso iniciar una pequeña carrera con él. Si tu perro es más afectuoso, puedes recibirlo con un abrazo o caricias.
El uso de la correa larga también te permite manejar situaciones a distancia. Por ejemplo, si tu perro está comiendo algo que no debe, puedes regañarlo ligeramente con una palabra como «¡Ey!» antes de llamar a tu perro. Luego, tiras suavemente de la correa para que venga hacia ti, y una vez que empieza a moverse, lo llamas con emoción y entusiasmo. Este enfoque mezcla disciplina y control con experiencias agradables, reforzando el comportamiento que deseamos.
Es fundamental que el tono de tu llamado sea alegre y emocionante. No debes sonar enfadado o molesto. Aunque estés corrigiendo su comportamiento, tu perro debe sentir que acudir a ti es algo que le traerá felicidad, no regaños.
Paciencia y consistencia al llamar a tu perro: El secreto del éxito
Es importante entender que cada perro aprende a su propio ritmo. Algunos captarán el llamado en unos pocos días, mientras que otros pueden tardar semanas o meses. La clave está en no apresurar el proceso. Si corres demasiado y tu perro aprende a ignorarte sin la correa para corregirlo, podrías tener que volver al punto de partida.
Un error común es regañar al perro cuando finalmente acude a ti después de haber hecho algo indebido. Nunca debes castigar a tu perro por llegar a ti, incluso si hizo algo malo antes. El castigo en ese momento confunde al perro, ya que no asociará el castigo con la acción previa, sino con haber acudido a tu llamada. En su mente, ser regañado significa que acudir a ti está mal, lo que puede romper la confianza y el vínculo que estás construyendo.
Recomendaciones finales
Llamar a tu perro de manera efectiva requiere paciencia, consistencia y, sobre todo, una conexión emocional fuerte. No solo se trata de premiar con golosinas, sino de ofrecerle lo que más desea: explorar, jugar o recibir afecto. El uso de una correa larga es una excelente herramienta para establecer consecuencias claras y reforzar el comportamiento adecuado, siempre desde el amor y la paciencia.
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